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¿Te reconoces en estados de ánimo cambiantes? ¿Tienes cambios de humor? ¿Te sientes desbordad@ alguna vez? ¿Te gustaría tener un comodín que te funcione como un bálsamo de equilibrio? Pues bien, que sepas que, para gestionar y controlar tus estados de ánimo, Tu Respiración Consciente es la llave.

La vida actual, urbana y marcada por obligaciones y sobre todo horarios, nos obliga a vivir con prisa, observar y adaptarse a normas ajenas. Eso nos lleva a olvidarnos, a no estar pendientes de nosotros, de nuestras preferencias, ilusiones, sueños. Solo amarrados a la cintura del apego a la rutina. Por lo que vivimos en piloto automático.

Unos minutos diarios de mirada interior nos reconcilian con la calma y ésta, la Respiración Consciente es la llave que funciona como herramienta fundamental para vivir orientados en el Momento Presente

Es un recurso natural que te lleva a ti, y lo tienes olvidado porque nadie te enseñó a valorarlo como el auténtico guardián y protector que es de tu vida interior, que eres tú y tu respiración.

Si aprendes a parar unos minutos y a trabajarlo todos los días, los resultados, no se harán esperar. Para y conéctate a tu respiración. Cuando vives esos minutos de manera consciente, consigues calma porque te apartas del ruido mental y te conectas contigo para, simplemente, ser. Sin planes, sin cambios, sin tener que resolver, sólo ser…

Vamos a hacer un ejercicio de relajación, a través de la respiración.

La postura es importante para hacer una respiración correcta, amplia, que permita trabajar el diafragma, para que pueda desplazarse hacia abajo, abriéndole sitio a los pulmones. Los primeros días tumbados porque nos permite centrarnos en la respiración y poder olvidarnos de la espalda.

El primer ejercicio consiste en hacer una respiración abdominal:

1.- Respiración abdominal

Cierra los ojos y coloca las manos sobre el abdomen, con los dedos rozándose. Haz tres inspiraciones profundas, permitiendo que los dedos se separen. Deja el aire en tus pulmones durante unos segundos e inicia la espiración, lenta y suave, permitiendo que tus dedos vuelvan a juntarse. Permítete, ahora, un ritmo normal de inspiración y espiración, siempre alargando un poco más esta última.

2.- Fija tu atención.

Suavemente, inspira, tu atención puesta en la entrada del aire, en tus fosas nasales. Haciendo el mismo recorrido, desde la entrada del aire por la nariz hasta el final de tu abdomen, notando el suave desplazamiento de este. Lenta, pero directamente al fondo, a desplazar tu diafragma. Tendrás que notarlo en los dedos que se desplazan. (cuatro segundos)

Pausa (cuatro segundos) y…

Espira, suavemente. Tu atención viaja con el aire que espiras, concentrada en soltar, dejar ir toda la tensión, aplomándose sobre la postura relajada que tienes, notando los puntos de apoyo. Y Abandonándote física y mentalmente. (ocho segundos)

Repetir el ejercicio concentrado en la respiración. Ensáyalo unos días, es muy efectivo.
Es un primer acercamiento a la respiración para la relajación. Pruébalo, porque el manejo y posterior hábito traerá muchos beneficios a tu día a día. Ponte ya, mañana es tarde… Respira…

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