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Tiene 11 años y odia escribir 

 

Viene empujado por su madre que, preocupada, busca ayuda por si tiene solución, que la tiene. Está descontento y no entiende porqué tiene que mejorar si él aprobó todo. Tiene once años y odia escribir.

La letra no tiene uniformidad en el trazo ni en el tamaño. Indica poco tono muscular y prensión deficiente. El trazo, como consecuencia de lo anterior, tampoco es bueno. Faltas de ortografía graves, indica falta de atención y poca memoria visual. Así las cosas, ¿puede el niño sentir agrado al escribir…?

Lo primero, como siempre, es conocernos. Crear un espacio para la confianza,  imprescindible en cualquier intervención. En este caso llevará un poco más de tiempo porque no tiene ningún interés. Tiene once años y odia escribir…

Escribe su primer texto.

 

Invierto trabajo, paciencia y un tiempo para el acercamiento, sin dejar de comenzar los primeros trabajos, porque una cosa es invertir tiempo y otra muy distinta es perderlo. Nunca hay tiempo que perder pues jamás puede recuperarse.

Comenzamos trabajando el trazo y la prensión del lápiz. En el sitio correcto, con la prensión justa ayuda a que el movimiento sea fluido. Descubre que la mano debe deslizarse, no lo sabía, la anclaba en cada palabra…

Es imprescindible cuidar la direccionalidad, para enlazar correctamente las letras y evitar movimientos que solo influyen para el cansancio de la mano. Por más divertida que quieras hacer la tarea se escribe hacia la derecha y una letra acaba de trazarse donde comienza la siguiente, parece claro pero no siempre un niño lo tiene integrado así.

Imprescindible adecuar la velocidad a la coordinación óculo-manual. Cuando hay poco interés suele haber prisa por acabar y la atención no está donde debe. Es bueno trabajar también el ánimo de supervisar su propia tarea, despertarlo a darse cuenta, a afinar, a superarse. Así la atención trabaja a favor y el cuidado es otro.

Cuando combinamos  tono muscular, la direccionalidad y la coordinación de movimientos en función de la velocidad, el resultado no tarda en llegar.

Con la mejoría llega la sonrisa, de la queja pasamos al trabajo bien hecho y pequeñas dosis de satisfacción disuelven el enfado de los primeros días.

 

Seis sesiones separan las dos imágenes y créeme que no mejoró sólo la letra, la ilusión se hizo fuerte creando un almacén de satisfacción que perduró mientras continuó conmigo. De no querer colaborar,  a enviar imágenes de sus deberes…

Y ya sabes eso de que lo que sientes, lo transmites pues crece la ilusión  y el almacén de satisfacción, se dobla, se multiplica y se comparte: La madre, el niño y yo…

#EscrituraMolona #Trazo #Mejora #CoordinacionOculoManual #Direccionalidad  #MiManoEnMovimiento #KikaEvia

 

 

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